Ermita San Frutos

Hoces del Duratón

Hoces del Duratón

Cueva de los siete altares

Siguiendo su llamada a una vida de oración y dedicación a Dios, los tres hermanos se retiraron a tres ermitas separadas (San Frutos en la cumbre, Valentín a media ladera y Engracia a orillas del río) para vivir una vida de silencio, alejados del ruido pero también de la comodidad del mundo. La cercanía de las tres ermitas y su dependencia del cercano monasterio de Caballar eran típicas de la vida eremítica, que combinaba el silencio y la soledad con el apoyo y cercanía de la comunidad cristiana, que camina junta por un mismo sendero. El gran número de ermitas que durante siglos han jalonado el río Duratón son buena prueba de ello.

San Julián

San Frutos, apodado Pajarero, se retiró a este lugar de sobrecogedora belleza, cuya contemplación silenciosa nos habla de la grandeza de su Creador. Vivieron así San Frutos y sus hermanos una vida contemplativa, cuya aparente “improductividad” nos resulta difícil de comprender en la actualidad si no entendemos su propósito de escucha y cercanía con Dios, cuya llamada nuestros tres santos habían sentido.

El río Duratón nace en Somosierra (Madrid) y rinde sus aguas al Duero en Peñafiel (Valladolid). La mayor parte de sus setenta y cinco kilómetros de recorrido transcurren en tierras segovianas. Al llegar a Sepúlveda, el río comienza a excavar un profundo cañón conocido como las Hoces del río Duratón.

Hoces en otoño

San Frutos se encuentra sobre una de las más espectaculares hoces que forma el río Duratón. De hecho, la mención más antigua del término hoz para designar estos meandros profundamente encajados en la roca se encuentra en un documento del priorato benedictino fechado en el siglo XV.

En 1.989, la Junta de Castilla y León declaró el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, protegiendo algo más de 5.000 hectáreas en torno a los 25 km. de cañón que separan Sepúlveda y la Presa de Burgomillodo. Este impresionante espacio natural ofrece a los visitantes alguno de los más bellos paisajes de la geografía de la vieja Castilla. A su riqueza paisajística se une la de su avifauna y una variada y contrastada vegetación que da vida a riberas, cantiles, lastras y pinares.

El buitre leonado, con sus cerca de dos metros y medio de envergadura, es la especie de ave más representativa de las Hoces. Es, despúes del buitre negro, la rapaz más grande de la Península Ibérica. Los cantiles que rodean la ermita de San Frutos están plagados de buitreras, fácimente distinguibles por la gran mancha blanca que dejan los excrementos. Es fácil verlos volar a nuestro alrededor, volviendo a sus nidos o remontando las corrientes térmicas que le permiten ascender para emprender la búsqueda de alimento. Su vuelo majestuoso es siempre un bello espectáculo.

Las Hoces del Duratón fueron desde la Prehistoria un lugar sagrado para las diferentes culturas que se sucedieron en él. Hay en el interior del parque más de treinta estaciones de arte rupestre esquemático de la Edad del Bronce. Además de San Frutos, otros elementos destacados del patrimonio son la cueva de los Siete Altares, cerca del puente de Villaseca, y las ruinas del monasterio de la Hoz y de la iglesia románica de San Julián.